La idea de poder hacer magia es tan potente que forma parte importante del imaginario colectivo, expresado en muchas historias legendarias, emocionantes libros y entretenidas películas.
Como fanática número 1 de la saga completa de Harry Potter y El Señor de Los Anillos amo la idea de la magia que se expresa en estas historias. En la primera, la figura de Gandalf El Gris, luego El Blanco, es central para el desarrollo del relato, como aquel personaje que no sólo tiene la capacidad de transformar la realidad con su basto de poder, sino que especialmente manifiesta un alto grado de sabiduría y compasión que le permite guiar de manera asertiva a todo un grupo bien heterogéneo de seres que lucha contra el mal. Y la misma combinación de cualidades es la que manifiesta Dumbledore en la historia de Hogwarts, mostrando que un mago no tiene por qué ser una criatura superior a otras, distante, fría o lejana.
Ambos magos, además, toman la decisión de hacer un sacrificio por el bien mayor de su comunidad, conscientes de que el poder de la magia va muchos más allá de sus propias figuras.
Cuando veo la carta de EL MAGO en el Tarot es inevitable pensar en estos dos grandes referentes mágicos que he conocido a través de la literatura. Y aunque físicamente se alejan bastante de la gráfica que le dio a este Arcano el mazo de Rider Waite Smith, la esencia creo que no está tan lejos.
Un mago es un ser fabuloso, alguien que parece ser capaz de hacer cualquier cosa. La palabra magia, en sí, concentra una fuerza extraordinaria y una atracción gigantesca a quien la escuche o la nombre. Cuántas veces hemos querido conseguir algo por “acto de magia”.
El Mago es el primer arquetipo que se presenta en el viaje que emprende El Loco en los Arcanos Mayores y en su imagen observas la representación de los cuatro palos de los Arcanos Menores, evidenciando la fuerza y el poder de la concentración de los cuatro elementos: Fuego, Agua, Aire y Tierra. Una de los mensajes que trae este mago es que, así como él, tú también eres capaz de hacer magia si tomas real conciencia del poder que existe dentro de ti, como una fuerza que nace desde tu conexión con la divinidad, y que puede ser capaz de alcanzar grandes logros si trabajas de manera concentrada, con foco e intención, utilizando los recursos que la vida pone a tu disposición en un momento determinado.
Para que la magia opere, sin embargo, se debe tener un objetivo claro que permita dirigir nuestra fuerza de voluntad hacia ese propósito. Así lo hicieron Gandalf y Dumbledore en sus respectivas historias. Ninguno de ellos flaqueó o dudó de su intención o de los pasos necesarios para llegar a su meta. Por eso, el resultado de sus aventuras proviene no tanto de su magia como sí de su tenacidad, constancia y concentración de la energía interna que cada uno posee.
Por eso, no basta con tener magia sino que es necesario contar con un propósito mayor y la dirección clara para saber dirigirla y de esa manera expresar la realidad con la que sueñas.
El Mago te muestra que tienes el potencial y reúnes los elementos para alcanzar un objetivo. Además, cuentas con la protección y guía divina necesarias para iluminar tu camino. Sin embargo, debes recordar que siempre dependerá de ti saber usar correctamente este don y darle un sentido superior a tus propósitos.